Nuestras bocabularias
se cruzan furtivas;
ahora se ahorcan
nuestros léxicos húmedos
En altamar amamos
sobre maderas mojadas
mientras el viento dirige
por azar nuestra barca
Mi amada ocasional
pide silencio y canta.
La tormenta es intensa,
su cadera me espanta:
(entonces elogio,
con temor en garganta)
No hay exordio
para tal fiordo,
sirena suicida
¡que cese el acopio!
las hilanderas
Hace 4 años
1 comentario:
poesía tan poesía...
belleza en un diálogo..en octubre...diáfano
un beso!
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